La escala de la minería ilegal en una reserva indígena en lo profundo del Amazonas en Brasil ha crecido al punto de que flotas enteras de avionetas aterrizan en pistas remotas para llevar equipos y sacar el oro ilícito.

En una reciente campaña conjunta, la autoridad de la aviación civil en Brasil (Agencia Nacional de Aviação Civil,  ANAC) y el organismo de protección ambiental (Instituto Brasileiro do Meio Ambiente e dos Recursos Naturais Renováveis, Ibama) lograron el decomiso de 66 avionetas sospechosas de servir en operaciones de minería ilegal. Las autoridades también destruyeron cerca de 60 pistas de aterrizaje clandestinas y cinco helipuertos en la región del río Uraricoera  de la reserva de los Yanomami en el norte de Brasil, según declararon delegados del Ibama en un comunicado con fecha de septiembre.

Las avionetas prestaban apoyo logístico a los mineros, llevando equipos, combustible y suministros varios. Para facilitar el transporte, se retiraron asientos y se adecuaron con estructuras de metal y madera contrachapada.

“Todas las avionetas fueron transformadas, quitándoles las sillas traseras. Se llevaban contenedores de 50 litros a los garimpeiros (mineros ilegales) en territorio Yanomami”, declaró Celso Paiva, de la Policía Federal de Roraima, al diario Folha de São Paulo.

Nueve de los helicópteros confiscados por presunta actividad en minería ilegal tenían vínculos con empresas de transporte aéreo que habían recibido dinero del gobierno por servicios como el transporte de brigadas médicas para los Yanomami, según los documentos obtenidos por Folha de São Paulo.

Análisis de InSight Crime

Las avionetas se han convertido en el método preferido para el transporte de suministros a la densa selva de la reserva Yanomami en Brasil. Para los dueños de aviones dispuestos a correr el riesgo, las ganancias son sustanciales.

Una investigación de Repórter Brasil, citada por la Policía Federal, estima que un piloto que transporte carga y regrese con el oro extraído ilegalmente puede ganar hasta US$37.000 en una sola semana.

La investigación mencionó el aeródromo Barra dos Ventos, un pequeño terminal en las afuertas de Boa Vista, capital del estado, como el principal destino de los vuelos que entran y salen de la reserva Yanomami. Por otro lado, en la reserva indígena son comunes las pistas clandestinas y son fáciles de reemplazar cuando alguna es destruida. La Asociación de la comunidad Yek’uana declaró al medio que las pistas son reemplazadas en un término de dos semanas.

Regulador minero de Brasil no logra controlar la fiebre del oro ilegal

El organismo encargado de inspeccionar los sitios mineros e incautar el mineral extraído de manera ilegal en Brasil tiene graves problemas de falta de personal, como consecuencia de las libertades que el gobierno ha otorgado al sector minero.

El 2 de marzo, O Globo informó que la Agencia Nacional de Minería (Agência Nacional de Mineração, ANM) de Brasil solo emplea a 250 inspectores para monitorear unos 35.000 sitios mineros en todo el país. Las inspecciones en terreno también se han reducido considerablemente, debido a los riesgos para la salud que implica viajar a lugares con alta incidencia de COVID-19.

La ANM tiene la tarea de garantizar que las empresas mineras legales permanezcan dentro de sus límites de producción y utilicen tecnología aprobada para extraer minerales como hierro, cobre y oro.

Debora Puccini, directora de la ANM, dijo a O Globo que los inspectores de la entidad también trabajan con la policía para cerrar minas ilegales, pero que tales operaciones vuelven a reaparecer tan pronto las autoridades abandonan la zona.

Puccini afirma que se necesitan mayores labores de vigilancia, y agrega que la entidad planea utilizar drones y satélites para complementar los esfuerzos de monitoreo.

Análisis de InSight Crime

Debido a sus pocos recursos, la agencia minera brasileña enfrenta una dura batalla, dado el gran tamaño de las regiones mineras del país y los intentos del presidente Jair Bolsonaro de relajar las regulaciones mineras en las regiones protegidas.

Los parques nacionales del país, donde abunda la delincuencia ambiental, abarcan unos 25 millones de hectáreas. Solo en la Amazonía brasileña se han descubierto más de 450 sitios mineros ilegales, según una investigación de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada.

El aumento de los precios del oro y la falta de oportunidades de empleo durante la pandemia de COVID-19 también han aumentado la cantidad de

Las autoridades de aviación de Brasil, las compañías aéreas involucradas en el suministro de minas ilegales, a menudo operan con impunidad y falta de supervisión, según Repórter Brasil. Aunque estas prácticas son anteriores al actual gobierno, han tenido un crecimiento importante durante la administración Bolsonaro.

Más aún, en enero de 2021, las autoridades de aviación abrieron aún más las compuertas para estas empresas al permitir “operaciones de despegue y aterrizaje de aviones en puntos no registrados de la Amazonía Legal”. La zona que comprende nueve estados y una gran parte del estado de Maranhão, en el noroeste del país. Esta carta blanca para operar ha agudizado la fiebre del oro en el Amazonas, hasta con 20 vuelos semanales a una sola explotación minera.

Fuente; InSight Crime

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