Desde su análisis, ¿qué factores influyeron para que aún no se concrete Tía María en la provincia arequipeña de Islay?
En el año 2015 hubo problemas de comunicación y eso derivó en una preocupación de la población. El nuevo enfoque apunta a explicar bien las características del proyecto. Y, sobre todo, a decirles que no habrá impacto ambiental. En el 2014 se hizo un cambio al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que corrigió la principal preocupación del valle de Tambo, que era el uso del agua del río Tambo. No tocaremos ni un gota del río ni del subsuelo, usaremos el agua de mar, la desalinizaremos para nuestras operaciones.
Qué otro mea culpa se puede hacer…
No se vio el tema del agua con claridad. Se corrigió en el 2014. El nuevo EIA contestó todas las observaciones, incluidas las de UNOPSS. Trabajamos en la confianza.
Otra de las preocupaciones ambientales es la cercanía del valle con la mina. El depósito de cobre La Tapada queda a solo 2,5 Km de las chacras. Los agricultores temen la contaminación del polvo y ruido de explosiones.
Explosiones no es un término correcto. Haremos voladuras y para estas se utilizarán microcargas, cuyas explosiones ocurrirán hacia dentro, hacia el mineral, para quebrarlo. En cambio, las explosiones van hacia afuera. Las voladuras no se sentirán a más de 500 metros y La Tapada está a 2,5 Km. Por otro lado, antes de iniciar la explotación del mineral, se excavará a 125 metros de profundidad. A partir de ahí recién se efectuará las voladuras con microcargas y el polvo no debería levantarse a 100 metros de altura, no saldrá de la mina. Adicionalmente, se regará con cisternas. También emplearemos un sistema de fajas donde el mineral se humedece antes de enviarlo a la planta, ubicada a 11 kilómetros de distancia del valle. Nuestras operaciones utilizan domos para encapsular al mineral (así se evita que vuele el material particulado).
Los ambientalistas temen que el proceso de lixiviación que utiliza ácido sulfúrico y agua para separar el cobre de la roca provoque filtraciones o lluvias ácidas.
Los estudios determinan que el valle está aislado (de los yacimientos) por una capa de piedra muy dura de 1900 años de antigüedad. Eso garantiza que no habrá filtraciones. La lixiviación se hará a 11 km del valle. En la piscina, para tratar el mineral, se colocarán cinco capas en el subsuelo y como precaución sensores alertarán de un posible derrame. Otra cosa más, el ácido sulfúrico no se evapora. Para llegar a ese estado requiere hervir a 300 grados centígrados. Un imposible.
¿En el mundo hay operaciones mineras que conviven con la agricultura?
(Muestra un anillado y explica…) Esta mina funciona en Nueva Zelanda, prácticamente rodeada de población. Candelaria en Chile tiene cerca al valle de Copiapó. En Estados Unidos hay otra mina cerca a Green Valley que exporta castañas, nadie las compraría si estuvieran contaminadas. En Perú tenemos la mina Colquisiri Huaral y en Mala, otra.
Sin embargo, el debate técnico en el caso de Tía María no tiene sentido. Hay un sector que le dice a la mina “no no no”..
Hay un grupo que consideramos minoritario que rechaza el proyecto. Por eso está la preocupación de efectuar ajustes en la política de relacionamiento social. Pensamos que esto es mutuamente beneficioso para Tambo, Islay, Arequipa…
–En 2011 y 2015, cuando estallaron los conflictos, se sostenía que eran grupos minoritarios, pero, ¿no cree que están subestimando a los opositores?
Pienso que ahí no comunicamos adecuadamente las bondades del proyecto. Ese fue el problema. La gente se preocupó y su preocupación es legítima, el pensar que se hará un proyecto que podría perjudicarlos.
Otro componente que podría haber abonado al rechazo de Southern en el valle de Tambo es el pasado. Hace 40 años, los agricultores acusaron a la mina de contaminar el agro con los humos de la fundición de Ilo, daños que la compañía no quiso admitir. Claro, habría que aclarar que antes a Southern la administraban norteamericanos y ahora son mexicanos.
Qué bueno que haga la aclaración. Una de las primeras cosas que hizo el nuevo propietario, Grupo México, fue una inversión de US$ 700 millones para terminar con los humos que podrían haber afectado la agricultura. Hubo una decisión judicial y la compañía cumplió lo que decía esta.
¿Qué decía esa resolución judicial?
Qué se debía compensar al valle de Ilo ( y no a Tambo). Eso lo decidió la anterior administración de la compañía.
¿Siente que el gobierno los apoya en este proceso?
Sí, ha dado pasos importantes para permitir el desarrollo de la minería.
¿ Cuánto le cuesta a la compañía tener un proyecto como Tía María en el limbo de saber si va o no?
Tenemos un programa de inversiones. En el caso de Tía María, se prioriza el relacionamiento social y este año tenemos un presupuesto de nueve millones de dólares. Trabajaremos con la comunidad y también se financiará los estudios de dos hospitales, uno en Mollendo y el otro en Cocachacra. Donaremos estos estudios al Gobierno Regional. También haremos estudios para dotar de agua a Islay.
Por otro lado, si el proyecto sale tendrá un impacto en Arequipa que recibirá canon, sobrecanon y regalías por alrededor de 273 millones de soles.
Los precios de los metales suben y bajan. ¿Cómo se reduce esa variabilidad para evitar que aumenten los costos de producción?
Usar tecnología de punta es la clave. Un camión minero carga mucho más mineral que otro hace veinte años. La digitalización permite las operaciones eficientes. Nosotros operamos con menos uno de porcentaje de cobre y recuperamos el 90% de mineral.
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