- El país acaba de presentar un proyecto de resolución ante la CITES para que se adopten medidas especiales en la protección de la especie.
- Acuerdos transfronterizos y acciones más drásticas contra el comercio ilegal de colmillos de jaguar son parte de la solicitud.
Las amenazas para la supervivencia del jaguar van en aumento. El comercio ilegal y la caza furtiva se han incrementado en los últimos años debido a una demanda creciente de sus colmillos en el mercado asiático. Esta situación, sumada a la pérdida de su hábitat, está acelerando el riesgo de amenaza de extinción para la especie.
Un panorama sombrío para el felino más grande de la región. Por ello, el Perú ha solicitado ante Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) que se reconozca al jaguar (Panthera onca) como la especie bandera de los países de América en los que habita y que, además, se adopten medidas especiales para proteger a esta especie.
Plan Jaguar 2030 fue presentado en la última Conferencia del Convenio sobre Diversidad Biológica realizada en Egipto y busca enfrentar sus amenazas como la reducción del hábitat y la caza ilegal de la especie.
“Queremos que el jaguar sea visible ante el mundo y que los países donde existe el comercio ilegal se sumen a esta campaña para luchar contra el crimen organizado”, sostiene Jessica Gálvez-Durand, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre, del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre de Perú (Serfor), institución que ha presentado la propuesta de resolución ante la CITES.
Entre las medidas formuladas se consideran la adopción de leyes y controles para eliminar la caza furtiva del jaguar y el comercio de sus partes; prohibir la venta y adquisición de éstas, incluido el comercio en línea; aumentar la fiscalización y los vacíos legales y establecer una red de cooperación transfronteriza entre los estados en los que aún habita la especie, entre otras acciones. “Una resolución aprobada por CITES sería vinculante para todos los países que forman parte de la Convención, pues deben cumplir con este acuerdo. En el caso del jaguar, tener una disposición específica, permite tener una base legal para sustentar normas nacionales en cada país”, comenta Gálvez-Durand.
Una especie bandera en el continente americano
América no tiene una especie bandera. A diferencia de África que tiene los Big Five, es decir, las cinco grandes especies más representativas del continente: leopardo, león, elefante, búfalo y rinoceronte.
El jaguar, entonces, podría convertirse en esa especie emblemática del continente americano, comenta Gálvez-Durand. “Pensamos que puede ser un animal representativo porque es parte de la cosmovisión de los pueblos originarios, no solo en Sudamérica sino en toda la región”.
Este felino ha sido símbolo de fuerza y valor en Latinoamérica prehispánica. Y en culturas precolombinas de México, Guatemala y Perú, fue venerado como una criatura divina.
Ahora, figura en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) el jaguar figura como Casi Amenazado (NT), pero su condición podría cambiar hacia Vulnerable (V), una situación de mayor riesgo. En Perú –dice Gálvez-Durand– se está revisando la lista roja de especies amenazadas que data del año 2014. Se teme, entonces, que el jaguar ingrese a un nivel de riesgo mayor.
En las décadas de 1960 y 1970, el jaguar enfrentó una caza masiva debido a su piel. Según la organización Panthera, por lo menos 18,000 individuos se mataron cada año hasta 1973. Así, en 1975, cuando se instala la CITES, el jaguar ingresa directamente a la lista del Apéndice I, donde se incluyen las especies con mayor grado de peligro. En este grupo aparecen los animales cuyo comercio internacional está completamente prohibido.
Actualmente, el jaguar habita en 18 países de Latinoamérica, desde México hasta Argentina, y se considera extinto en El Salvador y Uruguay. De acuerdo con el documento presentado a la CITES, se estima que el rango del jaguar pueda haber disminuido en un 55% en el último siglo.
En Bolivia, su situación es crítica. El libro rojo de la fauna silvestre de los vertebrados de Bolivia ya lo ha colocado en situación Vulnerable. La caza de la especie se ha extendido debido al alto precio de sus colmillos en el mercado asiático. Se calcula que entre el 2013 y el 2016, la Dirección de Biodiversidad incautó 380 colmillos, cifra que corresponde a 95 jaguares, se indica en el reportaje Mafia le arranca los colmillos al jaguar, el gran felino de América, publicado por Mongabay Latam en enero de 2018.
En Surinam también se cazan jaguares para abastecer el mercado ilegal asiático. El riesgo para este felino también se ha extendido a Perú. “La creciente demanda internacional de colmillos y partes de jaguar ha surgido como reemplazo de los especímenes partes de tigres en el mercado asiático, lo cual acelera la vulnerabilidad de la especie”, especifica el documento que Perú envió a la CITES en diciembre de 2018.
Rosa Vento Valencia, especialista de la Iniciativa de Tráfico y Salud de Fauna Silvestre de Wildlife Conservation Society (WCS) menciona que el peligro más grande al que se ve expuesto el jaguar es la reducción de su hábitat, debido a la deforestación, la minería ilegal, la agricultura migratoria y, actualmente, a la demanda por sus colmillos. Vento señala que WCS y Serfor están trabajando en Perú para recoger información sobre tráfico ilegal de partes del jaguar.
La especialista de WCS considera que la propuesta de resolución enviada por Serfor a la CITES es un llamado a los países para incrementar la información sobre el estado de las poblaciones de jaguares, sus hábitats y los efectos de las amenazas existentes, incluyendo el tráfico de colmillos. “Tenemos que llegar a conocer dónde están cazando los jaguares, dónde se lleva a cabo la venta ilegal, cuál es la ruta, quiénes son los compradores, de tal forma que las autoridades puedan intervenir. También es importante adoptar acciones de sensibilización y difusión sobre la importancia de la conservación del jaguar”.
Acuerdos más allá de las fronteras
La propuesta –elaborada en coordinación con Bolivia, Ecuador y Brasil– considera también la creación de una red de cooperación transfronteriza entre los Estados con el fin de implementar corredores de conservación, así como medidas contra la caza furtiva y el tráfico de la especie.
Gálvez-Durand menciona que Perú ha trabajado una estrategia binacional aprobada con Ecuador; ha realizado reuniones con Colombia en la zona fronteriza y que también se avanza en las conversaciones con Chile. Además, con Bolivia se están elaborando planes binacionales para especies altamente amenazadas como la rana gigante del Titicaca (Telmatobius culeus) y el jaguar.
“Contar con una resolución de la CITES para la COP 18, en Sri Lanka, permitirá que 183 países sean conscientes de la situación que atraviesa esta especie”, comenta la funcionaria de Serfor con relación a la Conferencia de las Partes que se realizará en mayo del 2019 en Colombo, cuando se espera se apruebe esta iniciativa.
Gálvez- Durand recuerda también que hace dos años se realizó una reunión regional con todos los países asiáticos compradores de la especie. Y para finales de este año, el Perú acogerá la primera conferencia internacional sobre tráfico de especies en la que se propone firmar una declaración de intención para luchar contra tráfico ilegal y la corrupción.
En noviembre de 2018, catorce países se unieron para elaborar el Plan Jaguar 2030: plan regional para la Conservación del felino más grande del continente y sus ecosistemas, que se ha convertido en la hoja de ruta para asegurar la supervivencia de esta especie.
Ahora, se espera que CITES apruebe esta resolución en su próximo encuentro anual, una iniciativa que se convierte en un paso más para reducir las amenazas del jaguar y buscar conservar esta especie.
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Fuente; Mongabay
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