Llamado Nueva Fuerabamba, fue construido para albergar a unas 1.600 personas que abandonaron su aldea y tierras de cultivo a fin de allanar el camino para una enorme mina de cobre a cielo abierto. El nuevo pueblo cuenta con calles pavimentadas y casas con electricidad y agua potable, alguna vez lujos para los indígenas quechuas que ahora viven allí.

Este pueblo remoto en el sur de los Andes peruanos iba a ser un ejemplo de cómo las empresas pueden ayudar a comunidades que tuvieron que dejar sus hogares por la minería.

Llamado Nueva Fuerabamba, fue construido para albergar a unas 1.600 personas que abandonaron su aldea y tierras de cultivo a fin de allanar el camino para una enorme mina de cobre a cielo abierto. El nuevo pueblo cuenta con calles pavimentadas y casas con electricidad y agua potable, alguna vez lujos para los indígenas quechuas que ahora viven allí.

El operador de la mina, MMG Ltd, unidad con sede en Melbourne de la estatal China Minmetals Corp, ofreció a la comunidad empleos y compensaciones suficientes como para que algunos ya no trabajen.

Fuente;Reuters/América Economía

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