Más allá de la electrificación, el futuro de la movilidad sostenible pasa por el hidrógeno, las baterías de estado sólido y la inteligencia artificial»
Igor Villarreal es el director general del organismo para la movilidad inteligente y sostenible del País Vasco. Impulsa MUBIL Mobility Expo, el encuentro profesional de la industria en el sur de Europa, que celebrará su quinta edición en Ficoba (Irún) los días 25 y 26 de marzo de 2026.
¿En qué momento considera que se encuentra actualmente el ecosistema de la movilidad sostenible en España, tanto desde el punto de vista tecnológico como de implantación real?
El ecosistema de la movilidad sostenible en España vive un momento de clara expansión, aunque todavía con contrastes. En los últimos doce meses las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables han crecido más de un 40%, alcanzando ya una cuota cercana al 12% del mercado total. Sin embargo, seguimos por debajo de la media europea, situada en torno al 20%. Este avance demuestra que el interés del usuario crece, pero también que persisten barreras ligadas al precio, la infraestructura de recarga y las diferencias territoriales: las grandes ciudades y los corredores principales concentran la mayoría del despliegue, mientras que las zonas rurales aún van a otro ritmo.
¿Qué avances destacaría en el ámbito de la electrificación del transporte público y la movilidad urbana inteligente en el último año?
En el último año, el transporte público español ha dado pasos firmes hacia la electrificación total. Ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza, San Sebastián o Bilbao ya cuentan con flotas significativas de autobuses eléctricos e incluso unidades impulsadas por hidrógeno verde. Me gustaría destacar San Sebastián donde ya hay un compromiso para que el 100% de los autobuses urbanos sean 100% eléctricos. Al mismo tiempo, en paralelo a la electrificación los nuevos sistemas de gestión energética en cocheras, la recarga inteligente y la integración de software para optimizar rutas y mantenimiento han marcado un salto cualitativo. También en la actualidad hay una implementación progresiva de la digitalización de la movilidad, permitiendo el crecimiento paulatino de soluciones “Mobility as a Service” (MaaS) y la integración de datos en tiempo real.
Uno de los grandes retos sigue siendo la infraestructura de recarga. Ya se superan los 52.000 puntos operativos en España, pero, ¿se está avanzando al ritmo necesario para acompañar el despliegue de vehículos eléctricos, especialmente en el ámbito interurbano?
En lo que va de 2025, España ha instalado 4.215 nuevos puntos de recarga de acceso público, logrando superar en nueve meses el total de nuevas instalaciones de todo 2024. A pesar de este avance, alrededor del 22% de la infraestructura existente sigue fuera de servicio, por lo que en primer lugar es importante solucionar esta situación. Al mismo tiempo, el otro gran reto son los cargadores de alta potencia (50 kW o más), especialmente relevante para la movilidad interurbana. Sí, ha aumentado de forma importante, sin embargo, solamente el 4% de los puntos disponibles permiten cargas ultrarrápidas (250 kW o más), es decir, recargar en menos de 15 minutos, lo que representa solamente 2.080 cargadores. Por lo que el tema de la potencia es el segundo gran reto a solucionar. Es decir, vamos en buen camino, pero es importante dar una solución a estas dos cuestiones.
¿Qué tecnologías emergentes considera que marcarán el futuro inmediato de la movilidad sostenible más allá de la electrificación convencional?
Más allá de la electrificación por baterías, el futuro de la movilidad sostenible se apoya en varias tecnologías disruptivas. El hidrógeno verde, especialmente en aplicaciones de transporte pesado, largo recorrido o alta demanda energética, será una pieza clave en el equilibrio energético del sistema. En paralelo, las baterías de estado sólido y los nuevos materiales de almacenamiento prometen mejoras sustanciales en densidad energética, seguridad y coste. Pero el gran reto de las baterías y otros sistemas va a ser el precio y el gran reto de sustituir de forma fiable todos los sistemas de propulsión por motores de combustión por motores eléctricos utilizando o bien baterías o bien H2 verde. A día de hoy, aproximadamente se consumen 85 millones de barriles de petróleo al día. Por otro lado, la inteligencia artificial, los sistemas conectados (ITS), la ciberseguridad y el software definido por vehículo (SDV) están transformando también el mundo de la movilidad. La combinación de conectividad, datos en tiempo real y análisis predictivo permitirá planificar rutas más eficientes, optimizar mantenimiento y reducir consumos.
Desde una perspectiva industrial, ¿cómo está afectando la movilidad sostenible al desarrollo de nuevas cadenas de valor, especialmente en almacenamiento energético, software o componentes electrónicos?
La movilidad sostenible e inteligente está transformando profundamente la cadena de valor tradicional de la industria, incorporando nuevos eslabones y agentes que redefinen el ecosistema industrial. A los fabricantes y proveedores clásicos se suman ahora empresas especializadas en baterías, reciclaje, gestión de materiales críticos y segunda vida, que amplían la cadena hacia el ámbito energético y circular. Paralelamente, el auge del vehículo conectado y autónomo introduce nuevos protagonistas provenientes del mundo digital: desarrolladores de software, empresas de ciberseguridad, telecomunicaciones, sensorización, inteligencia artificial y análisis de datos. Todo ello está configurando una cadena de valor mucho más transversal, en la que convergen energía, automoción y tecnología.
¿Qué papel están desempeñando los centros tecnológicos, universidades y clústeres en la transición hacia un modelo de transporte inteligente, conectado y bajo en emisiones?
Tal como hemos dicho anteriormente, la tecnología es clave, y por eso los centros tecnológicos, las universidades y los clústeres están obligados a desempeñar un papel clave en la transición hacia una movilidad más inteligente y sostenible, siendo necesario seguir profundizando en el desarrollo tecnológico para mantener la competitividad. La innovación en áreas como el almacenamiento energético, la conectividad, el vehículo autónomo o el hidrógeno requiere una apuesta continuada por la I+D y una mayor conexión entre ciencia, industria y territorio. Sin esta apuesta tecnológica otras regiones del mundo nos superarán y como industria sufriremos y mucho.

¿Cómo valora la influencia del mercado chino en el desarrollo de la movilidad eléctrica a nivel global? ¿Existe riesgo de dependencia tecnológica en Europa frente al dominio asiático en baterías, componentes y vehículos eléctricos?
China ha sido determinante para acelerar la adopción global del vehículo eléctrico. A día de hoy, un 50% de los vehículos eléctricos vendidos a nivel mundial son en China. Este país es importante por su innovación y por la reducción de costes que provoca. Al mismo tiempo, su dominio en la cadena de suministro de baterías, celdas y componentes electrónicos marcan los estándares del mercado mundial. Los chinos están introduciéndose de distintas formas, con sus propias marcas exportando desde China como BYD, con sus plantas productivas en Europa como las que está implementando por ejemplo la marca MG y comprando fábricas europeas como Volvo. Esta situación también pone de manifiesto la vulnerabilidad tecnológica de Europa. Aunque también estamos reaccionando con iniciativas como la Alianza Europea de Baterías o los fondos IPCEI. El reto sigue siendo importante.
¿Qué objetivos estratégicos se ha marcado MUBIL Mobility Expo para su próxima edición, y cómo se posiciona frente a otras ferias del sector en el ámbito europeo?
Para su quinta edición, MUBIL Mobility Expo se ha marcado como objetivo consolidarse como el gran punto de encuentro profesional de la movilidad inteligente y sostenible en el sur de Europa, atrayendo a empresas de alto valor añadido y visitantes estratégicos que busquen generar oportunidades de negocio, colaboración tecnológica y desarrollo de proyectos conjuntos. En este sentido, nos gustaría señalar que una de las novedades de MUBIL Mobility Expo 2026 es que se ha reforzado notablemente el perfil internacional de la feria. Acabamos de firmar un acuerdo de colaboración con tres clústeres franceses líderes en movilidad sostenible. Este acuerdo estratégico con ID4Mobility, NextMove y CARA se enmarca en la iniciativa de la feria de contar con un Partner Country, en esta edición Francia, lo que asegura una importante participación de empresas expositoras francesas Por otra parte, en un contexto en el que muchas ferias similares han desaparecido, MUBIL se posiciona como una «feria perla», un evento de alta calidad expositiva y profesional, enfocado más en la relevancia y especialización de los participantes que en el volumen. Este posicionamiento responde a la creciente necesidad del sector de contar con espacios efectivos de intercambio, reflexión y generación de sinergias reales.
¿Qué novedades podrán encontrarse este año en la feria, tanto en contenidos como en participación empresarial, internacionalización o áreas tecnológicas?
Destaca el lanzamiento de MUBIL Mobility Experience, un nuevo formato que complementa la feria tradicional con rutas tecnológicas e industriales a instalaciones punteras de MUBIL y otros agentes estratégicos. Este enfoque permitirá a los participantes conocer de primera mano las capacidades tecnológicas de empresas tractoras y centros de innovación del entorno. Asimismo, se incorporan actividades exclusivas de networking orientadas a facilitar encuentros de valor entre empresas expositoras, compradores y prescriptores, generando un entorno propicio para acuerdos y colaboraciones estratégicas. En cuanto a la participación empresarial, la feria mantiene su apuesta por un perfil expositivo de alta calidad, con la presencia confirmada de fabricantes de referencia, centros tecnológicos e instituciones clave del sector. Además, se continúa trabajando activamente para reflejar la creciente diversidad de soluciones en ámbitos como la electrificación, el hidrógeno, la infraestructura de recarga, la digitalización y otros vectores energéticos emergentes.





