Pese a los problemas que afronta la industria minera, por la baja del precio de los metales, se vislumbran proyectos que deben empezar a operar en el mediano y largo plazo, por lo tanto siempre existirá una demanda de profesionales mineros.

Diferentes investigadores han señalado que existiría un déficit alarmante de personal capacitado que atienda la demanda de estos nuevos centros productivo, por ejemplo Augusto Baertl, presidente de la buscadora de talentos Downing Teal, señalaba en el 2010 que “Solo el 8% de los ingenieros de minas egresados de las universidades locales logra obtener trabajo, esto pese a que la demanda de esta especialidad es mucho mayor en el mercado”. Este déficit, indudablemente, se debería per se, a que no existe el suficiente número de profesionales y a que los profesionales existentes no tienen las competencias que requiere un mercado laboral con desarrollo tecnológico como viene siendo la industria minera, pues ahora, gracias a las nuevas tecnologías, ya cuenta con la automatización en operaciones específicas.

Si no contamos con los profesionales que la industria minera necesita, podemos pensar que con tan solo una enérgica campaña de las universidades podemos solucionarlo. No obstante, si la brecha radica en las competencias, entre lo requerido y lo que los profesionales pueden ofrecer, la solución se torna más complicada.

Una de las propuestas para disminuir la brecha de las competencias es que los profesionales tengan un aprendizaje más acorde con la realidad del mercado. Por ejemplo, un ingeniero químico o metalúrgico debería formarse primero en procesamiento de minerales antes de especializarse en el sector de metalurgia, debido a que el mercado urge ingenieros en esta área. Del mismo modo, sucede con los ingenieros de minas, a quienes se les debería preparar en operaciones mineras.

Adicionalmente, la fuerte relación entre universidades y las empresas mineras debería ser el accionar diario debido a que es la única forma de estar al tanto de lo que la empresa realmente necesita. Las pasantías o prácticas pre profesionales desarrolladas en las diversas operaciones y procesos de la mina, favorecen al cierre de la brecha entre la demanda y la oferta, respecto a las competencias requeridas para un eficiente desempeño profesional.

En el pasado, algunas empresas como Cerro de Pasco Corporation y luego Centromin Peru desarrollaron, inicialmente, el Plan Cerro y luego el Plan Centromin que eran modelos de preparación de profesionales que se adecuaron a sus necesidades. La empresa captaba a los recién graduados, quienes recibían cursos sobre temas que jamás estudiaron en su formación académica. Por ejemplo: administración, costos, recursos humanos, liderazgo y seguridad. Además, una fuerte práctica en las mismas de operaciones minero metalúrgicas permitía esa adaptación. Si a ello se sumaba el entendimiento de la política de la empresa: visión, misión y valores de las organizaciones, la formación era completa. El resultado era un profesional que se adaptaba totalmente a sus requerimientos.

Las competencias necesarias
En la actualidad, indudablemente el proceso educativo está buscando acercarse a ese modelo, primero focalizando la formación a los requerimientos reales y, por otro lado, incidiendo fuertemente en las competencias administrativas y en las llamadas competencias blandas donde las comunicaciones, las relaciones humanas, el trabajo bajo presión, el liderazgo, el aspecto organizacional y la pasión por la minería son tópicos que deben desarrollarse a cabalidad.

Más aún la exigencia de una formación holística será la meta hacia donde avancemos en el aspecto educativo, logrando que el profesional actúe en su entorno con madurez e integridad. También a que demuestre flexibilidad y creatividad en la solución de problemas, desarrolle y mantenga relaciones gracias a sus habilidades interpersonales, demuestre una actitud de mejora continua, se comunique de forma eficaz, demuestre habilidades participativas, aporte claridad a la toma de decisiones, aprecie el impacto humano en su entorno y se prepare para el proceso del aprendizaje permanente.

La industria minera no escapa a la exigencia del manejo de las competencias para un eficiente rendimiento en sus operaciones. La situación inestable del precio de los metales busca compensaciones como la competitividad que solo podrá lograrse con ingenieros con las competencias adecuadas. Nuestro país tiene las normas pero aún no exigimos que todo profesional en la industria minera deba estar calificado y tener las competencias adecuadas. Países como Australia, Sud África, México o Chile han avanzado enormemente y señalan con claridad las competencias que debe tener todo profesional. Pasan de las competencias específicas a las competencias genéricas como seguridad y medio ambiente.

Indudablemente aquí los grandes actores son las empresas que requieren el personal calificado y el Estado que debe velar porque los peruanos se acerquen a tener las competencias que la industria minera requiere.

La motivación del presente artículo recae en la brecha que existe entre la oferta y la demanda laboral, la cual se da por la falta de oferta, pero habría que precisar que también es por falta de oferta calificada.

Y es aquí donde el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) puede actuar como facilitador para el logro de mejorar las competencias de sus asociados. Por ejemplo apoyando los programas que hoy vienen desarrollando, sobre todo, los nuevos proyectos y que van en el sentido de mejorar la oferta. El IIMP ayudaría a sus futuros operadores en competencias que el centro productivo requerirá en su fase de operación como buscando pasantías para asociados en los centros productivos actuales. Si a ello se une una interacción con las universidades, se puede lograr un adecuado diseño en la formación del ingeniero de minas y que puede ser un aporte eficiente para cerrar la brecha.

El Ingeniero Consultor Venancio Astucuri Tinoco realizó estudios superiores en la Universidad Nacional de Ingeniería. Laboró directamente en el sector minero durante 18 años e indirectamente formando profesionales en metalurgia 21 años. Ocupó los cargos de Vicepresidente Académico de la Comisión Organizadora de UTEC, Jefe del Departamento Académico de Procesos Químicos y Metalúrgicos de TECSUP, Coordinador de la privatización, Jefe del Departamento de Metalurgia Especial y Jefe de Guardia en la Planta de Residuos Anódicos de Cerro de Pasco Corp. Además, se desempeñó como Decano de la Facultad de Ingeniería Metalúrgica y de Materiales de la Universidad de Lima y profesor Principal de dicha universidad, y Metalurgista en Siderperú. Se reintegró como miembro del Instituto de Ingenieros Mineros del Perú en febrero del año 2011.

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