El proyecto fue anunciado en septiembre de 2022 y prometía definir en seis meses la nueva tecnología para hacer más eficiente la producción de litio. SQM ha testeado al menos cinco variantes de extracción directa y ha analizado 70 estudios conceptuales. El alto consumo de agua dulce y energía hacen complejo abandonar por completo la evaporación, forma actual de producción.

El memorándum de entendimiento entre Codelco y SQM del 27 de diciembre de 2023 lo puso como “base de la asociación”. Pero Salar Futuro no fue un fruto de la alianza: en realidad era una iniciativa que la minera privada venía promoviendo desde septiembre de 2022. En un documento difundido ese mes, la firma compartió las ideas matrices: un nuevo escenario productivo que agregue avances tecnológicos para hacer más sustentable una operación que hoy consiste en extraer salmueras, depositarlas en pozas y esperar 18 meses a que la evaporación solar concentre los minerales presentes en las aguas salinas.

Salar Futuro involucra US$1.500 millones de inversión, aunque las ingenierías -que están todavía en proceso- terminarán por precisar los montos finales. Los cuatro ejes del plan incluyen agregar tecnologías de evaporación avanzada; tecnologías de extracción directa (DLE; por sus siglas en inglés); mejorar los rendimientos de las plantas que refinan las sales para obtener, a partir del cloruro de litio, el carbonato e hidróxido; y, quizás el más importante, llevar agua desalinizada del mar hacia las faenas.

El punto no es baladí. Tanto SQM como Albemarle, el otro actor productivo del salar de Atacama, han comprometido reducir el uso de agua dulce en sus operaciones. La chilena quiere recortar un 40% su uso de agua dulce a 2030, y un 65% a 2040; la norteamericana, un 25% a 2030.

El recurso hídrico escasea en uno de los puntos más secos del planeta, y las comunidades indígenas en la zona ya están enfrentadas en tribunales a tres empresas –Minera Escondida, de BHP; Minera Zaldívar, operada por Antofagasta Minerals; y Albemarle- que actúan en la zona, acusando daño ambiental irreparable a tres acuíferos ubicados en la zona sur del salar: Tilopozo, Negrillar y Monturaqui. Esa causa avanzó esta semana: el Primer Tribunal Ambiental resolvió no aceptar incluir al Consejo de Pueblos Atacameños (CPA) como tercero coadyuvante y citó a las partes a oír sentencia. En dicho proceso, el CDE se hizo parte en la demanda interpuesta por la Comunidad de Peine en marzo de 2022.

En el intertanto, Albemarle consiguió avanzar en su objetivo de reemplazar el uso de agua continental por aguas desalinizadas. En noviembre de 2022 firmó un acuerdo con Cramsa, un proyecto que busca levantar una desaladora multipropósito para abastecer tanto necesidades de consumo humano como industrial, en Antofagasta, Sierra Gorda y Calama.

Mientras el frente judicial pone más presión productiva al yacimiento, el acuerdo entre Codelco y SQM revalidó el proyecto Salar Futuro en ideas matrices a definir en los documentos definitivos del convenio, incorporando metas de producción que, en base a “nuevas tecnologías”, permitan alcanzar “al menos 280.000-300.000 toneladas de LCE por año” en régimen. El año pasado, SQM produjo cerca de 160 mil toneladas. El acápite 1.9 del memorándum habla de “evaporación mecánica con captura de agua, la reinyección de salmueras y la implementación de nuevas tecnologías que permitan avanzar al equilibrio hídrico de la cuenca del salar de Atacama”.

La mayor cuota asignada para la nueva sociedad se espera alcanzar a expensas de una “mayor eficiencia y una explotación que sea sustentable ambientalmente”. Sin embargo, la reinyección sigue despertando dudas: dónde y cuánto perforar del salar, cuan ambientalmente seguro realmente es y qué efectos puede generar en la misma producción, son algunas de las preguntas más complejas de responder, ante la falta de experiencia mundial en la materia.

“Hace más de dos años que estamos piloteando varias nuevas tecnologías de producción, las que hemos analizado en detalle”, afirmaron desde SQM a Pulso, y reconocieron que aún hay “diversas alternativas” en estudio.

“El concepto DLE corresponde a una familia de procesos químicos, cada uno con sus propias ventajas específicas. Sin embargo, en general, todos utilizan cantidades importantes de energía térmica o eléctrica y en su mayoría son tecnologías emergentes con posibles riesgos de implementación. Por ese motivo, estamos buscando alternativas, pero debemos hacerlo de manera responsable y profesional”, detallan. En el marco de la asociación con Codelco, todo tiene que hacerse en mutuo acuerdo con la estatal. “La sociedad operativa tendrá un comité técnico para el Proyecto Salar Futuro, con dos miembros nominados por los directores elegidos por Codelco y dos miembros nominados por los directores elegidos por SQM”, dice el memorándum sobre la nueva empresa que tendrá seis directores hasta 2030 y será presidida por la estatal.

Pero además, algunas personas involucradas en la materia dudan de que la futura empresa abandone del todo la evaporación, y destacan que la DLE exige un consumo de agua dulce, y de energía, mucho mayor. Por ello, lo más probable es que el reemplazo de una tecnología por otra sea gradual y paulatino. Nadie piensa que las 300 mil toneladas de litio previstas comiencen a producirse de inmediato el 2031 vía extracción directa.

El plan incluye seguir la tramitación ambiental habitual y presentar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que conlleva además desarrollar una consulta indígena. Un paso incierto, no sólo por el frente judicial, sino también por la interrupción que algunas de las comunidades del CPA desplegaron recientemente, y que, con negociaciones en marcha, agregan incertidumbres en vez de sumar certezas. “Esperamos iniciar la mesa con los pueblos atacameños y Codelco y en ese contexto vamos a conversar los temas ambientales y aquellos que sean de interés de las comunidades”, agregan desde SQM.

En sus respuestas a Pulso, SQM dijo que han analizado “70 estudios conceptuales y de laboratorio, con distintos niveles de avances y profundidad”, y reconoce que actualmente “están en proceso de completarse” estudios en escala piloto.

Aunque no señaló el número, uno de los actores que está ad portas de concluir sus pruebas en el salar de Atacama dice que en la carrera final están cinco actores. Pero las tecnologías de adsorción son distintas. Unas emplean procesos químicos y usan membranas de aluminio. Otras usan el intercambio iónico, extrayendo litio y dejando sodio. Uno de los pilotajes está hoy en vías de entregar en dos o tres meses su reporte técnico, tras dos años de espera para cerrar el proceso con SQM.

SQM adquirió en noviembre de 2023 el 20% de la propiedad Adionics, firma francesa que levanta una planta piloto de DLE en Salta, Argentina. Podría ser una opción, entre muchas otras. “Se trata de una empresa que ha impulsado el desarrollo de extracción selectiva de sales de litio desde diversas fuentes como salmueras continentales, geotérmicas y de agua producida”, explican en SQM.

Las pruebas finales del mayor productor global de litio están centradas en analizar las salmueras resultantes de cada tecnología, específicamente su pH, una medida clave para no cambiar la acidez y afectar la hidrobiología del salar.

La carrera por llegar con la tecnología de extracción directa, eso sí, es solo por el litio. Una duda pendiente es cómo hará SQM en el salar para seguir produciendo potasio, yodo y los otros químicos industriales que hoy produce, y que representan en total el 22% de los ingresos. Ninguna tecnología DLE recupera esos otros productos. El margen del potasio –SQM tiene un 33% del market share global– que se extraiga del salar será para SQM hasta 2030.

Fuente : Cristian Recabarren Ortïz/ REDIMIN

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