La gestión ambiental y de la tierra en América del Sur está siendo lenta pero persistentemente militarizada, con el objetivo de controlar las industrias extractivas, especialmente la extracción de oro. En Colombia, Brasil y Venezuela, así como en otros países, tanto los gobiernos conservadores como los progresistas participan en esta militarización. La disputa básica no es tanto para evitar los impactos ambientales y sociales negativos, como para controlar los excedentes económicos.

Colombia: la gestión ambiental como política de seguridad

El presidente colombiano Iván Duque presentó recientemente el Plan Nacional de Desarrollo que guiará su administración de cuatro años. La novedad es que incluye la gestión ambiental en las políticas de seguridad nacional y defensa. La protección de la biodiversidad y el agua ahora aparecen junto a objetivos como la defensa de las fronteras y la soberanía territorial.

La medida crea una nueva fuerza de seguridad para la “Protección Ambiental Integral”, compuesta por oficiales militares y policiales que se coordinan con los fiscales y las autoridades ambientales. El Ministerio de Medio Ambiente se une al Consejo de Seguridad Nacional, las cuestiones ambientales se incorporarán a la Estrategia de Seguridad Nacional y posiblemente incluso a la Estrategia de Inteligencia Nacional.

Venezuela: Área Minera Militarizada.

Nicolás Maduro recurrió a la liberalización de la explotación minera en el llamado Arco Orinoco Mining en uno de varios intentos desesperados por superar la crisis del país. El área del Arco Orinoco comprende más de 100 mil km2, con depósitos de oro, diamantes y coltán, entre otros minerales. Allí Maduro creó una “Zona Económica Militar”, colocando a las fuerzas armadas a cargo de controlar y dirigir la explotación minera.

Actualmente, existe una disputa sobre el oro en la región, con varias quejas relacionadas con la participación de los militares tanto en las compañías registradas como en las redes ilegales, involucradas en la destrucción del medio ambiente y la violencia. Los grupos locales denuncian que sus derechos son violados, la deforestación y otros impactos ambientales están aumentando, y la extracción de oro se está extendiendo más allá del área designada a otros territorios amazónicos.

Brasil: ofensiva militarista de Bolsonaro

En Brasil, el nuevo gobierno de Jair Bolsonaro también está dando los primeros pasos hacia una mayor presencia militar en el control de los recursos naturales y los territorios, especialmente en la Amazonía. La nueva visión combina componentes dispares con ciertas fantasías reaccionarias. Bolsonaro promueve la liberalización en el transporte de armas y considera la ocupación de tierras rurales como “terrorismo”. Algunos días afirma que los indígenas deben convertirse en “soldados”, pero otros días postula convertirlos en “empresarios” en el uso de sus territorios. Con mayor frecuencia, los margina como obstáculos para el progreso.

Fuente:Mercado Militar

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